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sábado, 28 de marzo de 2009

PRIMER DIA CON "MI TONTITA"

Aquí estoy de nuevo, ya he desayunado mi latita de "Gourmet selección" y antes de volver a echar una cabezadita, ya que la vida de gato es muy dura, voy a hablaros de mi cuna, es decir de mi rancio abolengo, y de mi primer encuentro con la que horas más tarde sería ya "la tontita".

Nací en la parte alta de Barcelona, la zona dónde vivimos los ricos, exactamente en la Bonanova. Mi madre era una gata negra de pura raza, mi padre otro tanto de lo mismo y yo he salido igual de puro que ellos pero mucho más guapo e inteligente.

Una tarde, en la que debo reconocer estaba un poco resfriado, me escapé a la calle para dar mi vuelta de costumbre. Mi madre se despistó, como siempre, y yo me fui de "reconocimento", pero... ese día cambió mi futuro.


Esa tarde estando yo en pleno paseo por la acera, unas manos me agarraron y me volvieron a meter detrás de la verja del jardín, yo que desde pequeño he sido muy autoritario volví a salir, pero esas manos volvieron a meterme. A la tercera ya no insistieron más y me subieron hasta su regazo. ¡Vaya por Dios! -pensé yo... ¿Y ahora cómo lo hago para zafarme de esas manazas tan grandes?... Ni lo intenté, era demasiado pequeño para ganar y además, lo reconozco, estaba bastante cómodo.

Tras eso, "esas manos" me llevaron a un sitio que olía fatal y que odio desde entonces: al veterinario. ¡Que mal lo pasé!... Yo gritaba, gritaba y todos pasaban de mí. ¡Entonces mismo juré venganza!
Acabé tan mareado, magreado, y además pinchado en el cuarto trasero (léase, culo a la derecha) que cuando me dejaron tranquilo caí en un profundo sueño.

Lo próximo que recuerdo de ese día es que desperté sobre una mantita muy cálida que alguien había colocado sobre un sofá muy muy mullidito. Me gustó. Miré a mi alrededor, la señora de las manos dormía sentada a mi lado.... no lo entendí entonces, luego sí, de ahí llamarla "tontita".
Me alegró el ver que la habitación era amplia, agradable y con muchas cosas para jugar, "mi tontita" diría romper, alargué la vista y ví un sitio muy largo pero sin tierra ni plantas, eso me molestó ya que era un jardín muy extraño. ¿Dónde iba a hacer pis yo?...

Me levanté para dar comienzo a la inspección pero la señora de las manos se despertó... me agarró, empezó de nuevo a sobarme e impidió que yo fuese a husmear aquel "jardín" tan extraño. El resultado tampoco fue malo, ya que me llevó a la cocina y me preparó un platito con leche y un poco de pan que estaba delicioso. Entonces supe que en aquella casa del jardín raro iba a vivir como un cura.

Horas más tarde apareció otra señora, ahora sé que fue Tuli, cargada como una burra con una camita, una bandeja, un paquete grande de serrín, un cojín, un líquido horroroso para mis ojazos y con un montón de latitas para gatos-bebés. ¡Esas latitas sí me gustaron!
Mientras degustaba la primera, las oí decir :"tranquila, no se va a morir"... ¿Y quién tenía que morirse?... -pensé yo, mientras comía a dos carrillos. ¡A ver si recién llegado ya me tocaba asistir a un latazo de funeral!... Seguí comiendo y allí no se murió nadie, lo debí entender mal.

La segunda noche, aquella casa con el jardín sin tierra, que resultó ser un pasillo larguísimo con un montón de habitaciones dónde esconderme, ya era MI CASA y dormí como un lirón, bien calentito y mullidito y, por supuesto, encima de la cama grandota de la que ya era "mi tontita".

Y ahora me voy a dormir, que estoy muy cansado y además me he roto una uña por tanto darle al teclado.

ESCRITO Y PUBLICADO POR "DON GATO"

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