Este es mi gran gato y su innato instinto cazador. ¡Gran cazador y gran vago!...
Esta secuencia de observación minuciosa del objetivo y absoluta vagancia se produjo ayer. Tras observarla con mucha fijación y sin que se le moviese ni un pelo, la mosca salió ilesa y supongo, partiéndose el pecho.
¡Ay, si hubiese estado Gato-Papá!... A ese no se le escapaba una, ni siquiera cuando se hizo mayor.
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