¿Verdad que a todos los mamíferos nos gusta estar calentitos?... Si a los humanos, como nos llamarían ellos, nos encanta dormir bien arropados y tumbarnos en el sofá con una mantita, ¡a los gatos más todavía!
Seguramente os habréis dado cuenta de que nuestros gatos están más perezosos de lo habitual, se ponen encima del portátil, se meten bajo las fundas de los sofás o se esconden entre las sábanas… y es que el invierno ha llegado y ellos lo notan. No olvidemos que los gatos son los animales más sensibles a los cambios de temperatura, además de gustarles el calor más que a tonto un lápiz. ¿O acaso no los pilláis durmiendo plácidamente sobre los radiadores?... El calor, para ellos, es primordial.
Pero no a todos los gatos les afectan por igual las bajas temperaturas, por eso hay que tener especial cuidado con:
- Gatos con poco pelo: Felinos como el siamés o el esfinge necesitan más abrigo que los gatos que tienen con un abrigo de pelo natural. A estos podemos ponerles un jersey de los que hay para gatos o una esterilla eléctrica.
- Gatitos: Los gatos jóvenes o bebés tienen un sistema inmune poco desarrollado. Hay que vigilar que no cojan frío y puedan resfriarse. Lo mejor es tenerlos arropados en la cuna o sobre vuestro regazo.
- Gatos mayores: Las defensas de los gatos de más de 7 años no actúan al 100% y pueden empeorar su capacidad para aguantar el frío. En este caso, se debe hacer lo mismo que los de poco pelo.
En todos estos casos es imprescindible darles una buena alimentación rica en vitaminas, además, unas mantas o una cuna cerrada tipo igloo les ayudará a estar más protegidos del frío.
Por otra parte, si es un gato aventurero, que incluso con bajas temperaturas da paseos al aire libre, por el jardín o la terraza, hay que darle una comida con más vitaminas y minerales que la que toma durante el resto del año, eso fortalecerá las defensas de nuestro pequeñajo amante de sacar el morro fuera.
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