De entrada me la ofreció a mí, ya que hacía poco me había quedado sin mi querido "Don Gato".
La gatita me robó el corazón, era -es- tan guapa, dulce y cariñosa que me hizo pensar en que si la traía a casa, el "rarito" de mi "Pepe" quedaría relegado a un segundo lugar y ya había pasado demasiados años ocupando ese lugar... No era justo.
Tuli también pensó en quedársela, pero "Don Tulitinos" -para los amigos, y que por cierto, está hecho un "mulo"- se puso borrico y no la aceptó.
Pasaron los días y, ayer por fín, Mery encontró una nueva casa donde está espléndidamente y ya se ha metido en el corazón de su nuevos dueños. No me extraña, la pequeña gatita Mery es un sol.
¡SUERTE MERY, ADEMÁS SABEMOS QUE LA VAS A TENER!
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