Ya no cabe la menor duda, el rincón preferido de Baldomero sigue siendo el rascador que le regaló hace más de un año la Tita Tuli.
Nada de sofás superglamurosos, ni orejeros supercómodos, ni plumones nórdicos. El los utiliza todos, pero donde esté su rascador de diseño frente a la chimenea, que se quite todo el resto.
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