Aún recuerdo cuando, en la otra casa, se coló un gorrión. Siempre andaban revoloteando por los pinos y ese se despistó. Don Gato lo vió antes que yo y enloqueció. "¡Caza fresquita!", pensó el innato cazador...
El gorrión escapó zumbando por donde había venido y se salvó, el quiqué antiguo no.
El gorrión escapó zumbando por donde había venido y se salvó, el quiqué antiguo no.
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