Mirad que llegan a ser curiosos y chafarderos estos gatos... y claro luego les pasa lo que les pasa: que se quedan encerrados una hora en un armario, como le pasó a mi gato negro; o se tiran dos horas metidos en una habitación, como le pasó a Mey. Menos mal que había cama y se dedicó a dormir plácidamente.
El mío tuvo una idea mucho mejor: tirar toda la ropa de las perchas, cuando se aburrió empezó a rascar la puerta y a gritar. ¡Dos horas tardé en volver a ponerlo todo en orden y menos mal que no le dio por marcarlo!... ¡Que pedazo de trasto era, diosss!
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