Pronto hará 5 meses que Don Gato se marchó, por eso no ha vuelto a escribir y como me parece que no vuelve, voy a quitarle el sitio.
¡Siempre fui el segundón pero eso se acabó y me voy a convertir en el "Castle" del blog!
Durante los primeros días lo eché en falta, hasta mi tontita -la mantendré con este apodo en recuerdo a Don Gato- me compró unos efluvios de feromonas, teromanas o algo parecido, que no servían para nada ya que ni siquieran olían a gato.
No sé si está bien decirlo, como soy tan bueno, pero estoy encantado de tener toda la casa mi, todos los comederos para mi y todos los mimos también para mi. No soy tan egocéntrico y pesado como Don Gato, pero tampoco soy tonto.
Yo dejo respirar mi tontita y no le hago trastadas cada dos por tres; él no nos dejaba tranquilos a ninguno de los dos, pero majico si era... me pegaba unos lametazos... ¡Eso si lo echo en falta!
Las mañanas las paso durmiendo en mi cojín bajo el sol, mientras ella me controla de reojo y se pelea con gente por teléfono. Sobre las 4 de la tarde, cuando el sol se va, me traslado al sillón del recibidor que está justo al lado del radiador y, eso si, a las 7/8 de la tarde, cuando la pelma suelta el ordenador y el maldito teléfono, ya me dedico a empreñarla hasta que nos vamos a la cama. Es oirla llamar a "su mami" y ya voy raudo y veloz a tocar las narices. Jajaja... ¡Llegó mi hora! Bastante tranquila la he dejado durante el día ¿no?...
Lo reconozco soy feliz y vivo tranquilo aunque sigo con mis rarezas de no soportar a extraños en casa, de exigir "potitos" para tomarme la salsa y dejar los pedacitos bien esparcidos por el plato. Ya véis, cada uno es como es y yo soy así.
PEPE
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