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domingo, 10 de marzo de 2013

SEAMOS JUSTOS




Este perro tiene toda la razón.
 
Si el gato se sube a la mesa, pasea por ella, se planta en medio del ordenador, le pega un estronudo a la pantalla, nos lleva la cara de pelos a base rabajos y nosotros le reímos la gracia... ¿Por qué al perro no?...
 
Gato papá siempre tuvo esa manía y daba lo mismo que yo estuviese jugando a los dados o haciendo un contrato la mar de serio, él se plantaba en medio y se acababa el cuento; eso cuando no apoyaba una de sus patas en el teclado y mi trabajo se iba a freír monas.
 
En base a eso, si el gato puede... ¡el perro también!

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