La gata que, el mes pasado, encontraron en la rotonda de Bará, resultó ser de unos vecinos franceses de la zona, pero la gata, que se llamaba Luna, prefirió la casa donde la habían recogido y cada vez que los franceses venían a recogerla, ella volvía a su nueva casa y allí se ha quedado. Ha cambiado tanto de vida que ahora atiende al nombre de Jolie y está encantada con su amigo Berto, el alemán.
¡Eso si ha sido una ruptura en toda regla! Y eso que la tenían perfectamente cuidada, pero al parecer la decoración y el jardín no le gustaban a Doña Jolie. Ahora son sus ex-amos quienes van a visitarla. ¡El colmo!
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