Tulito, con los años, ha cogido unas manías como truenos. Si el cestito de los limones se convirtió, hace unos meses, en su cuna particular, volviéndose de la noche a la mañana en el auténtico "gato croissant", ahora tiene cestitas de palma por toda la casa.
Este es el momento en que elige la del salón, luego vino la de "sus aposentos", la habitación de invitados o el pasillo. ¡Tulito estás como una cabra!
Pregunta: ¿Le quitarán sus invitados -otra vez- Mey y Baldwin alguna de sus cestitas?... No creo, Baldwin llegó, comió y se metió en la cama y Mey se fue directa a "su" sofá.
Los gatos nunca olvidan.
Los gatos nunca olvidan.
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