Hoy ha venido a comer la amita de “Gato de Cris”, y entre risas y llantos me he enterado que va a tener un nuevo hogar.
No, no lo va a echar por la ventana, aunque su amita se lo promete cada día. Va a cambiar de casa.
Mejor dicho, va a volver a su antigua mansión, el hogar de su infancia.
Sus costumbres, su independencia, sus rincones y su supremacía, que le fueron arrebatados por un largo período, volverán a florecer con la primavera.
Seguramente, los primeros días, por culpa del traslado y el caos, estará un poco desorientado, pero la emoción, la curiosidad y los recuerdos siempre triunfan .
Bueno “Gato de Cris”, felicidades y ya no me entretengo más porque seguramente algún día (según he oído por aquí) vendré a pasar una temporadita a tu mansión.
Y ahora me voy a echar la siesta encima del video que está muy calentito, por algo me llaman también “Tulito el dormilón” (el de la foto de aquí arriba).
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